Llevaba, junto con los demás compañeros de clase, varios meses dándole vueltas a las distintas posibilidades que teníamos a la hora de organizar un viaje para celebrar el fin de nuestro paso por la Universidad, hasta que en Diciembre se fijaron mediante votación 3 posibles destinos a los que cada uno se podía apuntar según sus preferencias: Lanzarote, Egipto y Turquía. Como la idea
de Lanzarote no me entusiasmaba, no porque no me gusten las Canarias sino porque desde Zaragoza puedo visitar la isla en cualquier momento por un módico precio, y las fechas del viaje de Egipto no eran compatibles con mis obligaciones (menos mal, porque era en Febrero, mala época para visitar el país) al final me acabé decidiendo por Turquía y el primer Domingo de las vacaciones de Semana Santa embarqué junto con otros 10 premédicos rumbo a tierras otomanas.
Los 3 primeros días los hemos pasado en Estambul, la ciudad mas grande de
Turquía con casi 10 millones de habitantes, disfrutando tanto de sus bulliciosas calles y de la arquitectura de sus incontables edificios y templos de interés cultural como de su gastronomía. En todos estos aspectos mi satisfacción ha sido plena, realmente el único punto que me ha resultado decepcionante de la estancia en esta ciudad ha sido precisamente el que tratamos específicamente en este blog, y es que el mercado cervecil es un monopolio del grupo
Anadolou Efes Brewery, siendo bastante difícil encontrar una botella que no este producida por esta cervecera. De todas maneras, y pese a que no ofrecen nada más allá de cervezas industriales, también he de reconocer que se dejan beber.
Por suerte, cuando ya había perdido la esperanza de beber algo medianamente interesante, encontré de pura casualidad en los alrededores de la Torre de Galata unas botellas elaboradas por un
Taps, un brewpub que se fundó en Ankara en Marzo del 2008 pero que ya se ha expandido a otras ciudades del país, las cuales me guardé para tomarlas en mi hotel en otro momento. Esta no fue la única sorpresa agradable del día y pocas horas más tarde, después de cenar en el Barrio de los Pescadores apareció al salir de la calle Büyük Bayram, en el 25 de la calle Balo, el brewpub
Balans Bräu. Sirven 3 cervezas distintas, una
Pils, una
Dunkel y una
Weizen; no sé si porque no tenían o porque el camarero no parecía entender ni una palabra de inglés solo pude probar la primera, y la verdad es que sin ser una maravilla tampoco estaba nada mal, y los precios eran razonables para lo que cuesta el alcohol en
Turquía, a 6 liras turcas (TRY) el medio litro. Lo único que no me gustó demasiado fue la música techno a todo volumen que inundaba el local, no demasiado apropiado para este tipo de establecimientos.
Los demás días del viaje los pasamos en el la región de Capadocia, en Anatolia Central, donde es mejor acudir sin demasiadas pretensiones cerveciles puesto que lo más probable es que solo vayamos a poder tomar cervezas del
grupo Efes, al menos a mí me resultó imposible encontrar otra cosa. Eso sí, recomiendo encarecidamente no dejar de visitar esta zona por ese motivo puesto que los paisajes naturales de esta zona son únicos, de una belleza que no es fácil de igualar. Como despedida, dejo una fotografía que hice donde se ven las chimeneas de hadas tan típicas de esta zona.