sábado, 28 de febrero de 2015

Naparbier Pumpkin Tzar

MARCA: Naparbier
MODELO: Naparbier Pumpkin Tzar
ESTILO: Imperial Stout con chile habanero y calabaza (10'5% ABV)
PAÍS DE ORIGEN: España

CARACTERÍSTICAS: Pocas cervezas de Naparbier han levantado tanta expectación como Pumpkin Tzar, una curiosa Imperial Stout con chile habanero y calabaza ideada en colaboración con Manuel Baltasar de la cervecería Freiburg, Sven Bosch de The Drunk Monk y Robert Merryman de Shelton Bros, y que salió al mercado a finales del 2012. Me apenó el no haber podido hacerme con ninguna botella en esa ocasión porque la mayor parte de las críticas que recibió fueron positivas, pero estaba convencido de que no sería mi única oportunidad. Finalmente así fue, alrededor de año y medio después me topé con una de ellas y ha estado en mi despensa desde entonces.

Elegí para abrirla un día de frío intenso y mucho viento, de esos que apetece quedarse en casa y dedicarse a actividades calmadas. Su opaco líquido de color negro mate se desliza lentamente por el cristal de la copa, dejando al final medio dedo de espuma marrón grisácea en su superficie. Al acercar la nariz es como una explosión que deja noqueado al olfato, irrumpe un perfume intenso y profundo en el que destacan dulce malta oscura, sirope de chocolate, caramelo y penetrantes frutas oscuras entre las que destacan moras y ciruela negra. Juegan un papel relevante, aunque sin llegar en ningún momento a la altura de los matices mencionados anteriormente, recuerdos de café americano, torrefacto y leve regaliz. En cuanto a la calabaza prometida, yo no fui capaz de detectarla; si estuviese presente su posición sería escondida entre las frutas, pero hace falta imaginación para ello.

Entra potente en boca con malta oscura, café y suave regaliz: aquí es más evidente el torrefacto, no obstante lo respaldan dulces como caramelo, frutas del bosque y chocolate con leche. De cuerpo completo y textura oleosa, avanza con calma, manteniendo las proporciones sin demasiados cambios aunque poco a poco se infiltra algo de dulce. El final comienza con un amargor seco ligeramente herbal que al instante es cubierto por el intenso picante del chile, agarrado al paladar y la garganta, dejando de fondo leves resquicios de tostados. El alcohol pasa desapercibido por la boca, escondido detrás del chile, y sólo se nota en el estómago mientras concluye el trago un largo regusto especiado. Mi sensación no ha sido lo satisfactoria que esperaba; su aroma prometía más de lo que ofrece el sabor, me parece algo lineal y poco complejo hasta la llegada del chile, luego la boca se me queda anestesiada y no percibo muchas más cosas. Sé que ha tenido mucho éxito y la valoración general es muy buena pero a mí no me ha convencido, sin notar ningún defecto grave me resulta monótona y el picante, descontrolado. Por mucho que idolatre a Naparbier tampoco tiene por qué gustarme todo lo que hacen, ¿no?

NOTA:

domingo, 15 de febrero de 2015

Hannen Alt

MARCA: Hannen
MODELO: Hannen Alt
ESTILO: Altbier (4'8% ABV)
PAÍS DE ORIGEN: Alemania

CARACTERÍSTICAS: Pese a que es uno de mis estilos predilectos, llevaba mucho tiempo, demasiado, sin saborear una Altbier, y es que hacía ya más de un año que no se me había presentado la oportunidad. Así, cuando se puso en contacto con nosotros Michael de Cervecita en Casa con la intención de regalarnos algunas de las botellas que vende en su tienda y vi que entre ellas estaba esta Alt, la oferta se me hizo más apetecible todavía, si es que eso es posible.

Aunque nunca ha sido elaborada en Düsseldorf, con más de 275 años de historia Hannen es una de las marcas de Altbier clásicas; no obstante, también hay que remarcar que desde 1988 es propiedad del gigante Carlsberg A/S, quienes afirman que mantienen la receta original. Su color es marrón roble algo anaranjado, translúcido, y forma al servirla una cantidad tremenda de espuma beige, que en escasos segundos se reduce hasta medio dedo. El perfume es dulce, maltoso, predominando en él notas de cereales, frutos secos, pan de centeno y suave almendra garrapiñada, quedando de fondo frutas como bayas y ciruelas blancas, muy bien integradas, con algún deje cítrico. Este delicado conjunto es adornado por lúpulo floral, amable y aromático.

De trago largo, en boca presenta un cuerpo ligero, con una efervescencia algo amarga y seca desde el inicio. Por su parte el sabor sigue un camino similar, destacan los tostados, de nuevo cereales, nueces, almendras, mientras en un segundo plano se combinan frutas oscuras con tenues toques de caramelo. Termina en un final amargo pero controlado, con lúpulo algo más cítrico y herbal de lo que me esperaba, malta ligeramente quemada, suave especia y algún recuerdo de té negro. Quizá algo aguada, aunque sin pasarse, y con el carbónico en el límite, pero es de todas maneras un ejemplo bastante fiel de las Altbier. Las hay mejores, sin duda, pero también mucho peores. Mil gracias a Cervecita en Casa por el detalle, no se ven marcas como esta todos los días.

NOTA:

domingo, 8 de febrero de 2015

Aecht Schlenkerla Eiche

MARCA:
Aecht Schlenkerla
MODELO: Aecht Schlenkerla Eiche
ESTILO: Doppelbock ahumada (8% ABV)
PAÍS DE ORIGEN: Alemania

CARACTERÍSTICAS: Una de las cervezas de Schlenkerla más solicitadas es sin duda Eiche, una Doppelbock ahumada con madera de roble, en vez de madera de haya como suele ser habitual en este estilo, que únicamente se produce durante los meses de invierno. Dentro de las cervezas de esta marca, yo le tengo un especial cariño no porque me parezca superior a su fantástica Märzen, (cosa que tampoco me atrevería a afirmar) sino por lo mucho que la disfruté en el segundo viaje que hice a Colonia, en esa ocasión sin acompañantes, tras una maratoniana jornada por la ciudad con los termómetros por debajo de 0ºC en todo momento. Entonces me pareció una cerveza muy apropiada para sobreponerse del frío del invierno, ya en el calor del hogar, y este ha sido el uso que le he dado este año a las botellas que me he agenciado.

Cuando me planté en el sofá con un libro y la botella delante fue el mejor momento del día. Al abrirla vi un líquido pardo rojizo, con bastantes burbujas que ascendían desordenadas hasta la espuma amarillenta cremosa y consistente, ayudando a que mantuviese un volumen perfecto. Al olfato ataca el perfume inconfundible de una cerveza de Bamberg, con una gran cantidad de humo que recuerda a la carne ahumada acompañado de un mínimo toque de carbón. No es, ni mucho menos, una cerveza monodimensional, sino que el ahumado se apoya en una contundente base de malta dulce con un ligero tueste, caramelo, suave melaza y miel de brezo, y delicada fruta madura entre la que destacan los higos. De fondo se intuyen mínimos recuerdos de madera, y algo de lúpulo floral.

En boca lo primero que me llamó la atención fue la carbonatación, algo superior a lo que me esperaba aunque sin pasarse. De cuerpo consistente, inicia el trago el dulce, con malta, caramelo, higos, melaza, y leves melocotón y pera, pero progresivamente se va introduciendo el ahumado hasta ocupar la mayor parte del espectro, adornado por la suave aspereza de la madera, recuerdos de castañas y medido alcohol. Termina con un amargor claro, de carácter cítrico y floral, ligeramente cálido y con un punto especiado. El regusto, dominado casi por completo por el humo, persiste durante largo tiempo en la boca, reduciendo al mínimo el espacio libre entre trago y trago. Se trata de otra fantástica elaboración de esta marca, imprescindible para los amantes del humo. Para mí esta cerveza evidencia que a la hora de elaborar una buena Rauchbier no basta con añadir malta ahumada entre los ingredientes, sino que exige un manejo preciso del resto de los granos para conseguir un equilibrio que dote a la cerveza de complejidad... y en esto en Schlenkerla son maestros.

NOTA:

lunes, 2 de febrero de 2015

Kilikia (Կիլիկիա) 1952

MARCA: Kilikia (Կիլիկիա)
MODELO: Kilikia (Կիլիկիա) 1952
ESTILO: Pale Lager (4'8% ABV)
PAÍS DE ORIGEN: Armenia

CARACTERÍSTICAS: No soy demasiado asiduo a comprar cervezas únicamente porque no las he bebido antes, asumí hace tiempo (contra mi voluntad) que no se puede probar todas, y que el obsesionarse con conseguir cosas nuevas hace que no vuelvas a disfrutar de cervezas maravillosas. Sin embargo, la perspectiva de tomar una cerveza de un país tan poco habitual como Armenia me resultó atractiva, y al verla en una estantería de Birrabox decidí arriesgarme. Kilikia, cuyo nombre posiblemente hace referencia al Reino Armenio de Cilicia que ocupó las tierras al Norte del Golfo de Alejandreta en los siglos XIII y XIV, es, tras 50 años de historia, una de las 5 marcas de cerveza que existen en este país. Elaboran más de 10 modelos distintos, y si elegí comentar esta en vez de cualquier otra fue... pues porque no había más, para qué os voy a engañar.

De color dorado brillante, genera una espuma de un color blanco inmaculado, alimentada por un gran número de microburbujas que se ven a través del líquido cristalino. El contacto inicial en nariz no está del todo mal; comienza con un perfume de malta dulzona y pan blanco, rodeado por notas de crema de manzana, leve pera en almíbar y algún deje de flores o miel, que si uno se despista puede recordar algo a las Maibock germanas. No obstante, al prestar atención sí que se percibe un dulzor artificial, como de sirope, que levanta algunas conjeturas acerca de cómo puede ser el sabor. 

Por desgracia en boca se confirman las sospechas, además desde el primer momento, con una entrada no muy agradable protagonizada por dulcísima malta, azúcar, sirope y masa de pan, todo tremendamente industrial. Al igual que en el olfato, hay algo de fruta madura que se va sumando poco a poco al conjunto, principalmente manzana asada, pera y leve almíbar, pero no contribuyen a contrarrestar el empalagoso sabor sino que casi lo potencian, ayudadas además por una textura pastosa que ocupa el lugar que correspondería al cuerpo de la cerveza. Termina plana, con un levísimo amargor manchado de cítricos y un deje floral y mantequilloso. Tomo con relativa frecuencia cervezas industriales, tanto maravillas como las de Weihenstephaner como referencias con pocas pretensiones como pueden ser las Baltika o las Ursus, y las disfruto sin dificultad, pero esta es que ni siquiera resulta refrescante por culpa de su textura. Reconozco que mi predisposición acerca de esta botella no era la mejor, pero aun así creo que no llega a un nivel razonable. De todas maneras, siempre está bien poder decir que he tomado una cerveza armenia.

NOTA:

domingo, 25 de enero de 2015

Founders Imperial Stout

MARCA: Founders
MODELO: Founders Imperial Stout
ESTILO: Russian Imperial Stout (10'5% ABV)
PAÍS DE ORIGEN: Estados Unidos

CARACTERÍSTICAS: La historia de la norteamericana Founders se asemeja a muchas otras: dos amigos con el sueño de dirigir una cervecera, en este caso Mike Stevens y Dave Engbers, abandonaron sus trabajos habituales para dedicarse en cuerpo y alma a esta apasionante labor. La gran diferencia entre esta y otras fábricas que han seguido un camino similar es el resultado final, en apenas 15 años de existencia Founders se ha establecido como uno de los grandes estandartes de la cerveza estadounidense, con referencias reconocidas y apreciadas en todo el mundo. La pena es que no son muchas las botellas de esta marca que llegan a la Península, y las que lo hacen suelen estar a unos precios escalofriantes... sin embargo, esta que presento hoy, elaborada sólo en meses de invierno, llegó a mis manos por cortesía de Rubén, quien se acordó de mí durante unas vacaciones por la zona. (¡gracias, jefe!)

Servida en copa... ¡pe-tro-leo! Es viscosa a su paso por el cristal, ni se inmuta con la luz e incluso deforma el continuo espacio-tiempo; de las cervezas más oscuras que he visto. Forma una espuma marrón bronce, tan densa como el cemento aunque de cantidad moderada. En nariz lo que más destaca es el cacao, un intenso torrente al que acompañan regaliz negro y café. La malta y su dulzor se funden con estos matices, amortiguan la esperable sequedad del grano tostado con sirope y frutas oscuras. Quedan más de fondo leves dejes herbales, un toque de carbón y humo, y algo de soja. Sorprende que sea tan dulce, aunque evidentemente no lo es en exceso.

La sensación en boca es realmente agradable, resulta cálida y muy sabrosa. De cuerpo completo, la entrada la dominan chocolate, brownie, malta tostada y de fondo caramelo, con un dulzor considerable que en escasos segundos es asaltado por notas de café espresso, torrefacto y cacao puro, dejando al regaliz negro en segundo plano. Desde la mitad del trago se empieza a notar en calor del alcohol mezclado con recuerdos de frutas del bosque, y progresivamente crece hasta el marcado amargor final, áspero y seco, donde quema un poco la garganta y la tiñe de suave especia picante, recordando al ron negro. Poco a poco el sabor desaparece, dejando recuerdos de humo y ténues toques de lúpulo herbal mientras el alcohol calienta el estómago. La verdad es que se trata de las mejores Imperial Stout que he tomado hasta la fecha; es compleja, densa y pesada pero a la vez muy bien controlada, con cada malta en su justa proporción para conseguir un equilibrio casi perfecto que permite que todas ellas estén presentes en el sabor. Parece el tipo de cerveza que uno no se cansaría de beber, son afortunados aquellos que la tienen a menudo al alcance.

NOTA:

domingo, 18 de enero de 2015

Traquair House Ale

MARCA: Traquair
MODELO: Traquair House Ale
ESTILO: Scotch Ale (7'2% ABV)
PAÍS DE ORIGEN: Escocia

CARACTERÍSTICAS: Una de las cerveceras más antiguas de Escocia, fundada a principios del siglo XVIII, es la emplazada en Traquair House, mansión construida en la región de Tweeddale en el siglo XII y que afirma ser el edificio del país que más tiempo lleva habitado de forma continua. Esta fábrica interrumpió su actividad a principios del siglo XIX por la fuerte competencia a la que se vio sometida tras la apertura de múltiples cerveceras en Escocia, y no fue hasta la segunda mitad del siglo XX cuando el vigésimo terrateniente de Traquair House, Peter Maxweel Stuart, decidió retomar la elaboración de cerveza y, en colaboración con el entonces maestro cervecero de Belhaven, Sandy Hunter, creó la receta para una de las Scotch Ale más valoradas que existen, Traquair House Ale, que vió la luz en 1965.

De color marrón-granate, bastante opaco, crea una fina banda de espuma grisácea que vuela en pocos minutos, dando una impresión de tener la escasa carbonatación que se encuentra en muchas cervezas británicas. Su perfume es muy intenso, dominado por malta tostada, sirope de caramelo y mucha fruta, destacando ciruelas, higos y guindas, mientras la parte de sequedad que limita el dulzor la componen notas de cacao y frutos secos; quedan en un segundo plano recuerdos de frutas del bosque, suave azúcar moreno y té negro. Tras reposar un rato aparecen notas de vino y maderas bastante discretas, que evidencian la fermentación en roble y dan una nueva dimensión al conjunto.

Afortunadamente la exquisita sobriedad del aroma se mantiene íntegra en el sabor. En el comienzo predomina el dulce, se fusionan malta, caramelo y frutas oscuras, pero progresivamente ganan presencia frutos secos como nueces o almendras, cacao, pan negro y algún resquicio de madera, secando poco a poco el trago. El final esta dirigido por un contundente amargor que se instaura lentamente, áspero y terroso, con dejes de madera, quemado, notas de alcohol bien controladas que evocan al ron y mínimo humo, todo ello adornado de especia picante y lúpulo británico de carácter cítrico. Cerveza sabrosa y muy compleja, una demonstración de maestría en el manejo de las maltas que consiguen mantener el interés en todo momento sin extravagancias. Se trata de una de las cervezas predilectas de Michael Jackson, y también es una de las mías; todo un ejemplo de tradición, elegancia y buen hacer que la convierten en un clásico indiscutible.

NOTA:

lunes, 12 de enero de 2015

Naparbier Avant-Garde Barley Wine (Edición 2013)

MARCA: Naparbier
MODELO: Naparbier Avant-Garde Barley Wine (Edición 2013)
ESTILO: Barley Wine añejada en barrica de vino tinto (12% ABV)
PAÍS DE ORIGEN: España

CARACTERÍSTICAS: Una de las mejores cervezas que pude probar durante las Navidades pasadas fue la primera representante de la nueva linea Avant-Garde que acababa de estrenar Naparbier, una Dubbel tan lograda que parecía sacada directamente de una abadía belga. Lo que no sabía es que en ese mismo momento se estaba gestando otra cerveza de esa misma serie que vería la luz un año después, una Barley Wine añejada durante 14 meses en barricas de vino tinto, si no me equivoco en las mismas barricas de la bodega Otazu en las que envejeció The Beast 666. Claro está, con el precedente de la anterior no podía dejar pasar este nuevo lanzamiento, y cuando la vi en La Vinoteca hace un par de semanas no dude un segundo.

Desde el momento de servirla esta cerveza recuerda más a un destilado, puesto que de espuma no produce ni gota, por mucha distancia que haya entre la botella y la copa. Sí que queda alguna burbuja gruesa en superficie, decorando un líquido marrón roble de una turbidez excepcional, pero no más que eso. Su perfume no podría ser más contundente; invaden las fosas nasales malta, toffee y caramelo a raudales, con un dulzor denso y profundo, licoroso, que trae recuerdos de pasas, coñac y suaves dátiles. Alrededor quedan leves notas de té negro, azúcar moreno y ciruela madura, salpicando el conjunto. Por último, tras un rato de reposo emergen los matices propios de la barrica, junto con algún punto de cacao, que sin acaparar el protagonismo tampoco pasan desapercibidos.

La primera sensación en boca la hace perfectamente confundible con un licor, al juntarse su cuerpo consistente y su textura sedosa con la casi total ausencia de carbonatación. Entra de nuevo dulce malta tostada junto a sirope de caramelo, y poco a poco se van añadiendo otros elementos que refuerzan la pesadez y densidad del trago, entre ellos pasas, reminiscencias de moscatel y brandy, más apagadas notas de dátiles y mínimas frutas del bosque. Hacia el final se introduce la sequedad esperable de la madera, junto a la cual se encuentran recuerdos de vino tinto y un deje ácido del Brett, antes de concluir con una nueva embestida de malta, cacao y coñac, acompañada de un agradable calor alcohólico que raspa la garganta. En mi opinión no es tan brillante como la Dubbel de esta misma serie, aunque sigue siendo una gran cerveza. La base es sin duda muy buena, la barrica ha funcionado bien y le da una complejidad todavía mayor, la única pega que le veo es que tanto tiempo en ella ha aplanado un poco los demás sabores. No obstante, me parece una elaboración muy recomendable, de esas que no hay que dejar pasar.

NOTA:

miércoles, 7 de enero de 2015

St. Bernardus Christmas Ale

MARCA: St. Bernardus
MODELO: St. Bernardus Christmas Ale
ESTILO: Quadrupel de Navidad (10% ABV)
PAÍS DE ORIGEN: Bélgica

CARACTERÍSTICAS: Como primera cerveza de Navidad, y posiblemente también la única, que comento este año, he optado por un clásico indiscutible que pocos inviernos me quedo sin tomar: Christmas Ale de St. Bernardus. Habitualmente la encuentro en formato de 75 cl y aprovecho para compartirla con familiares o amigos en alguna de las cenas propias de esta época del año, sin embargo en esta ocasión estaba disponible en un formato más accesible para una única persona, así que no he perdido la oportunidad de reseñarla para el blog y casi completar todas las elaboraciones de esta fantástica fábrica.

Como no podía ser de otra forma tratándose de una Quadrupel, es de un color marrón oscuro, caoba, más cercano al pardo mirada al trasluz. Siguiendo lo habitual en las cervezas belgas, forma una esponjosa capa de espuma beige al servirla, muy abundante en un principio y que seguidamente se reduce hasta un dedo. Desprende un perfume muy intenso, compuesto por torrente de caramelo denso y espeso, sirope y toneladas de dulce malta tostada, adornados de recuerdos de azúcar candy, té inglés y canela más leves. A su vez fruta muy madura, siendo lo más prominente ciruelas, envuelven el conjunto sin interrumpirlo, dando la sensación de que los mil matices del aroma forman un todo.

En boca la entrada la dirigen malta tostada y caramelo, aunque sin ser tan arrolladoras como en el perfume, con grano y frutos secos, el más llamativo nuez, moderando el dulzor. Pese a que su protagonismo sigue siendo indiscutible, la fruta también está algo más comedida; se mantiene la ciruela como actor principal pero se suman otras de perfil más ácido como manzana golden, naranja e incluso algún toque de limón, siempre con un papel secundario. De cuerpo medio-alto, el trago pasa no obstante fluido hasta que se detiene en el considerable amargor final, potenciado por un picor provocado por la viva carbonatación y la especia. En este punto la fruta madura experimenta un resurgir, y se combina a la perfección con medidos recuerdos florales, suave picante y un cálido punto alcohólico que se mantienen en el largo regusto, permitiendo así disfrutar lentamente de esta elaboración. No esperaba otra cosa de esta fábrica: una cerveza sabrosa y equilibrada, nada empalagosa a pesar de ser navideña y apetecible en cualquier momento, y todo ello sin salirse ni un milímetro de la tradición belga. St. Bernardus nunca falla.

NOTA:

jueves, 1 de enero de 2015

Arévaka Negra Miel

MARCA: Arévaka
MODELO: Arévaka Negra Miel
ESTILO: Braggot (6'8% ABV)
PAÍS DE ORIGEN: España

CARACTERÍSTICAS: A pesar de la inexplicable simpatía que tenía por la marca, mi primer contacto con las cervezas Arévaka no fue tan satisfactorio como esperaba y me quedé con ganas de probar alguna otra de sus elaboraciones para ver si eran más de mi gusto, y así de paso poder hacer una crítica mejor en este blog. Al final me decidí por su Negra Miel, una original cerveza que el autor encuadra dentro del estilo Braggot, consistente en una mezcla de miel y malta fermentadas junto con diferentes especias y hierbas propia del Norte de Europa, cuyos origenes se remontan hasta el siglo XII.

Con una expectación tremenda por no saber a qué me iba a enfrentar, abrí la botella mientras me preparaba un libro con el que acompañar la tarde. Al servirla vi un líquido de color negro azabache, rubí al trasluz, que genera una espuma gris escasa pero persistente, manteniendo en todo momento un par de milímetros sobre la superficie. Desde el primer momento llama la atención la intensidad del tostado del cereal, para nada esperada, atacando al olfato con potentes notas de malta asada y café, con un toque de miel, infiltradas por torrefacto, carbón, leve aceituna negra y un punto de ahumado. De fondo, sin demasiado protagonismo, se encuentran frutas del bosque y ligero caramelo, que moderan la agresividad del perfume. La originalidad era indudable, pero a estar alturas tenía serias dudas de si me iba a gustar la cerveza.

En boca resultó ser tan áspera como me temía. Comienza con malta y suave caramelo, y en seguida entran intensas notas de torrefacto, café espresso, y suaves humo, goma quemada y regaliz negro. Poco a poco la sequedad deja entrar algo de mora, arándanos, miel y suave azúcar moreno, para al final dirigir al conjunto a un amargor marcado, cafetoso y ahumado, con olivas negras y leve pino y limón. Queda en el largo regusto un profundo recuerdo de miel de brezo, que supone el broche final de esta cerveza tan peculiar. Me ha resultado difícil de valorar por ser un estilo en el que no tengo ninguna experiencia, y por lo tanto no puedo comparar, pero la sensación definitiva ha sido muy positiva. El tostado tan marcado es un poco excesivo para mi gusto y además se come gran parte de la miel; de todas formas al final la cerveza se asimila con bastante facilidad y antes de darse uno cuenta el vaso está vacío. Posiblemente se puede ajustar algo la receta, pero mientras tanto no me importaría tomar alguna de cuando en cuando. Gracias a mis padres por haberme regalado la botella, por cierto.

NOTA:

lunes, 29 de diciembre de 2014

Roma

Para este año había sobre la mesa muchos países y ciudades como destinos para el viaje anual que suelo realizar, sin embargo lo que nos faltaba era encontrar el momento más apropiado, principalmente por motivos laborales. Así, poco a poco fuimos retrasando la fecha y progresivamente descartando los lugares con un clima más frío hasta que al final nos encontramos con que sólo podíamos viajar en Diciembre, y con que dentro de las posibilidades la más apetecible era, con diferencia además, Roma.


Tengo que reconocer, muy a mi pesar además, que hasta este año jamás había puesto un pie en Italia, y tras este viaje debo decir que no sabía lo que me perdía. Un país plagado de edificios de gran belleza, obras de arte incomparables, paisajes idílicos, y una gastronomía completísima capaz de satisfacer al más exigente, con deliciosas carnes, quesos, embutidos, vinos, etc... En cuanto a Roma, jamás he visto tanta acumulación de historia y cultura en tan poco espacio; basta andar dos pasos pasos para encontrarse algún monumento o estructura de visita obligatoria, y si esto se suma a la vida que desprende la ciudad y a la actitud extremadamente acogedora de sus habitantes, a pesar de la gran cantidad de turistas que soportan durante todo el año, la ciudad se convierte en un destino muy recomendable.

En cuanto a la cerveza, que evidentemente va a ser el tema central de este artículo, durante el viaje me ha quedado clara una cosa, y es que su importancia ha pasado a ser capital en este país. Allá donde uno vaya va a encontrar cerveza artesana, ya sea en una tienda de barrio, un gran supermercado, un restaurante (algunos de ellos con su propia marca, normalmente elaborada en alguna microcervecería del país) o un pub cualquiera, si es que no se topa con algúna cervecería o tienda especializada en esta materia, que no escasean. ¿El problema? Es cara, francamente cara. De hecho me recuerda bastante al concepto de producto de lujo que algunas microcerveceras buscan para sus elaboraciones aquí en España, aunque multiplicado por diez.

Donde más asequible me pareció fue en los supermercados, pudiendo adquirir varias referencias italianas por alrededor de 5 euros la botella de 75 cl, entre ellas Terza Rima o Mastri Birrai Umbri, mientras que algunas otras, como por ejemplo Birra Baladin, casi doblaban el precio. En cuanto a las tiendas especializadas, posiblemente la más famosa sea Domus Birrae, en la céntrica vía Cavour. El número de cervezas distintas que se pueden encontrar en este gigantesco local es insuperable, aunque para mi gusto las fábricas italianas están sobrerrepresentadas, y además se mantienen en unas condiciones perfectas. Su principal inconveniente, y el motivo por el que no compré nada allí son los precios muy inflados: la única botella que encontré por debajo de 4 euros fue una Abbaye des Rocs (3'5 euros, tampoco era una ganga), mientras que todas las demás superaban con holgura los 4-5 euros. Pasé también por un local al Sur del Trastevere llamado Brew, en via Enrico Fermi, que si bien era algo más barato también obligaba a desembolsar al menos 3'5 euros para probar alguna referencia italiana, más o menos lo habitual en el resto de tiendas de este tipo. (me llevé Funky de Birrificio Sant'Andrea, una rica Porter)

Por último, en lo que respecta a los bares, la mayor parte de ellos tienen una oferta similar a la de cualquiera de nuestro país, pudiéndose encontrar ocasionalmente alguna cerveza artesanal aunque con la mayor parte del mercado copado por las grandes marcas italianas como Peroni, Birra Moretti o en menor medida Menabrea, y algunas importadas como Heineken, Ceres, etc.
Lo que uno no puede olvidar es que hay 3 o 4 cervecerías cuya fama atraviesa fronteras por la gran variedad y altísima calidad de referencias disponibles. Entre ellas están Bir & Fud, Brasserie 4:20 u Open Baladin, pero posiblemente la más conocida sea Ma Che Siete Venuti a Fa', un diminuto local en mitad del Trastevere en el que se pueden encontrar siempre multitud de joyas de barril, la mayoría italianas, y otras tantas maravillas de botella. Cuando estuve en este último aproveché para tomar una deliciosa Our Beersel Lambiek, mientras que mi acompañante se tomó una APA de Lambrate más que correcta, ambas en perfectas condiciones aunque a 6 euros los 0'4 litros. Tuvimos suerte, eso sí, en que no había tanta gente como suele ser habitual y pudimos beberlas cómodamente y con calma.

Posiblemente no es tan conocida es una cervecería llamada Birrifugio, un garito cerca de la Stazione di Trastevere y ya lejos de la zona más turística, y sin embargo se convirtió en mi destino preferido para descansar con una cerveza después de las agotadoras jornadas turísticas a las que nos sometíamos. No tenían tantas referencias como en otros sitios pero su selección a mí me pareció más equilibrada, tanto en estilos como en procedencias, pudiendo encontrar por igual agresivas cervezas modernas italianas y clásicos extranjeros como por ejemplo Augustinerbräu Edelstoff de barril. Además el trato me pareció más cercano y el servicio mejor que en Ma Che Siete, aunque tampoco se podría decir que el de este último estuviese mal. La primera vez que estuve yo no pude resistir la tentación de pedir la Gose de Bayerischer Bahnhof de barril, cerveza que volvería a beber encantado a pesar de lo extraño que es el estilo, mientras que la musculosa optó por una excepcional Pale Ale de Founders, servida de cask.

A nivel de cerveza esto fue a grandes rasgos todo lo que dio de sí la semana que pasamos en allí, el resto del tiempo estuvo invertido en intentar exprimir al máximo esta inabarcable ciudad. Si alguien se ha quedado con ganas de conocer más lugares de Roma relacionados con esta bebida, recomiendo encarecidamente echar un vistazo a la pormenorizada revisión que hizo el Lupuloadicto a principios de este año. (parte I / parte II / parte III / parte IV)

jueves, 18 de diciembre de 2014

Terza Rima L'Ambrata

MARCA: Terza Rima
MODELO: Terza Rima l'Ambrata
ESTILO: Brune (7'2% ABV)
PAÍS DE ORIGEN: Italia

CARACTERÍSTICAS: Terza Rima es una forma poética creada por Dante Alighieri, empleada por primera vez en su obra maestra "La Divina Comedia". Esta referencia fue la que escogieron los responsables del grupo Togni, una empresa italiana dedicada a la producción y comercialización de vino y agua mineral desde hace más de 60 años, para dar nombre a sus linea de cervezas, elaboradas por Tenute Collesi en Apecchio, en el centro de Italia. Tienen en su catálogo actualmente 6 productos distintos, e indagando en su página web he podido comprobar se ha tomado la decisión dotarlos de ese halo de tradición hacia el que a veces se pretende orientar a las cervezas artesanales, pero llegando hasta un punto que puede resultar hilarante, llegando a decir cosas como que "al igual que el gran poeta Dante dio vida al lenguaje italiano, Terza Rima ofrece una experiencia sensorial nueva para esta antigua bebida" o "entra en nuestras cocinas para darnos nuevas emociones". Sea como fuere, vamos a dedicarnos ahora a la cerveza en sí, que es lo que importa.

La cerveza que elegí para representar a la marca en el blog fue su tostada de estilo belga, L'Ambrata, a unos 5 euros la botella de 75 cl. La abrí en casa tras un día agotador, y al servirla encontré un líquido de color marrón pardo, muy transparente para no ser filtrado, con una escasa capa de espuma gris alimentada por miles de burbujas. Su aroma es dulce y tremendamente frutal, muy representativo de las ales belgas. Es presentado por una gran cantidad de malta, con un intenso tueste acaramelado y cremoso, envuelto en plátano maduro, pera, algo de manzana golden y más secundarias frutas del bosque. Entre todo esto se detectan dejes de té árabe y azúcar moreno, completando un perfume evidentemente dulce pero sin excesos.

En boca sigue un patrón parecido; rebosa fruta madura, entre ellas plátano, pera y manzana asada, combinada con malta dulce y caramelo muy marcados, y leves notas de azúcar moreno y canela. De cuerpo medio, algo menor del que esperaba y que hizo que me recordase a una Dubbel, transcurre con calma y paso firme hacia un final de amargor moderado, ligeramente cítrica, con un calor enólico presente en el estómago y no en la garganta. A un lado deja suaves notas de especia picante, canela y lúpulo floral. Mi impresión general con esta cerveza fue bastante buena, no rompe los esquemas de nadie pero al compararla con un clásico belga no queda mal parada en absoluto. Es sabrosa, equilibrada y su precio, sobretodo comparando con el mercado italiano, es razonable. Me gustaría probar las demás de la fábrica.

NOTA:

domingo, 14 de diciembre de 2014

Baladin Open Rolling Stone

MARCA: Baladin
MODELO: Baladin Open Rolling Stone
ESTILO: Blonde con pimienta (7'5% ABV)
PAÍS DE ORIGEN: Italia

CARACTERÍSTICAS: Al tratar del floreciente panorama cervecero italiano no hay más remedio que hablar de Birra Baladin, sin duda una de las marcas más importantes en la actualidad, presente en multitud de países. Los primeros pasos de la empresa comenzaron con la apertura de la cervecería Baladin en Piozzo, al sur de Torino, por parte de su fundador, el carismático Teo Musso. Este hecho se produjo en 1986, pero no fue hasta 10 años después cuando el local se transformó en un brewpub y la primera elaboración propia vio la luz, época en la que el movimiento de la cerveza artesanal en Italia todavía estaba en pañales. Desde entonces su crecimiento ha sido imparable, hasta el extremo de que sus tentáculos ya han cruzado el Atlántico y han permitido el establecimiento de uno de sus cervecerías en Nueva York, además de otros 10 locales en diferentes ciudades de Italia.

De las varias decenas de cervezas distintas que producen, durante mi viaje a Roma encontré escondidas en un supermercado del Trastevere un par de botellas de su Open Rolling Stone, una versión de Open elaborada con pimienta. Tras un día agotador por la ciudad la serví en el único vaso que tenía a mano, (como podéis ver) y me topé con un líquido dorado con toques anaranjados, bajo un dedo de una cremosa y consistente espuma blanca, bastante apetecible. Escapaba como reptando un perfume de intensidad media, en cuyo núcleo está conformado por notas de malta dulce, miel y muesli, con recuerdos florales bien integrados. Alrededor se concentran manzana golden, plátano y más leve pera, limón dulce y pera, adornados con toques levadurosos, conformando un aroma agradable y cuidado, con muchos matices diferentes pero sin estridencias por parte de ninguno de ellos.

De cuerpo medio, resulta muy sabrosa en boca aunque es igualmente delicada. Mucha malta y fruta madura irrumpen desde el inicio, en cuyo dulzor predominan manzana y plátano, quedando miel y cereales de fondo. El paso es cremoso y calmado, no obstante el ritmo cambia un poco cuando se suman al sabor pimienta y gengibre junto con notas cítricas, destacando entre ellas el limón. Acaba derivando en un amargor marcado, ácido, picante y ligeramente herbal, con un cálido punto de alcohol potenciado por la especia que no pasa desapercibido aunque tampoco llega a estar descompensado. Al final resulta algo más dura de lo que sugería al principio, lo cual no quita que la impresión general sea bastante buena; se trata de una cerveza sabrosa, equilibrada y reconfortante, con el añadido de contar con algún ingrediente peculiar. En comparación con lo poco que me gustó otra de sus cervezas especiadas, Wayan, esta me ha parecido francamente buena. 

NOTA:

miércoles, 3 de diciembre de 2014

FFdA #6: Mikkeller / Three Floyds Hvedegoop (Malaga Wine Edition)

MARCA: Mikkeller / Three Floyds
MODELO: Mikkeller / Three Floyds Hvedegoop (Malaga Wine Edition)
ESTILO: Barley Wine de trigo añejado en barrica de vino de Málaga (10'4% ABV)
PAÍS DE ORIGEN: Dinamarca

CARACTERÍSTICAS: Por fin llegó uno de los momentos más esperados del año, la convocatoria semestral de Birraire del #FFdA (o Finde Fondo de Armario)... ¡y casi se me pasa de largo! Evidentemente no por propia voluntad, sino porque tengo desde hace tiempo algunos problemas con el blogroll... pero eso es otro asunto. Tenía varias candidatas para esta edición pero, puesto que en las últimas he presentado elaboraciones norteamericanas, me apetecía que la protagonista de esta estuviese producida en otra región, más que nada por cambiar un poco de aires. Al final me decidí por una colaboración entre una de las marcas danesas más reconocidas, el incansable Mikkeller, con otra reputada marca estadounidense, Three Floyds, que se habían juntado para crear lo que ellos llamaron un Wheat Wine, algo así como un Barley Wine de trigo, al que llamaron Hvedegoop y que podríamos traducir como "pegote de trigo". Sorprendentemente Joan acertó cuál iba a ser mi cerveza para este evento simplemente con decir "colaboración americo-danesa"... vaya puntería.

Esta edición de Hvedegoop, que llegó a mis manos por cortesía de Rubén del Club Bier, tiene además algo de particular, y es que ha sido añejada en barricas de vino de Málaga, como todos sabéis un vino dulce relativamente parecido al jerez. Luce un color rojo cereza, demostrando al trasluz una turbidez escasa mientras se tiñe de rubí. El líquido queda cubierto por una crema beige, que al instante se reduce hasta un velo de aspecto sedoso. El aroma es fantástico, comienza con denso caramelo y malta dulce acompañado de intensos recuerdos de melocotón, manzana asada y leves toques tropicales. Fresca y frutal, se combina con las notas de vino dulce y algo de madera, nada estridentes, haciendo un conjunto meloso y sugerente que se completa con delicado lúpulo floral.

Esta calidez está presente en el sabor desde el inicio del trago, con cuerpo medio y un paso sedoso por boca. Comienza repleta de malta, frutos secos, caramelo, y de fondo quedan tenues notas cítricas aportadas por el trigo. Poco a poco se infiltra el vino y la aspereza de la barrica, con timidez y sin grandes emociones, hasta terminar en un final enólico y seco, aunque con la presencia del dulzor del vino y contundente fruta madura, destacando uva, ciruela y cereza. Queda en el regusto leves recuerdos herbales y algo de especia picante. Me ha parecido una cerveza de calidad razonable, rica y disfrutable, pero nada excepcional. Pese a tantos detalles de originalidad, no acaba de destacar y pasa sin pena ni gloria. ¿Volvería a tomarla? Si me la regalan, sin ningún problema, pero no pagaría por volver a hacerlo y menos aún los casi 9 euros que tengo entendido que cuesta. Pese a la decepción... ¡larga vida al #FFdA! Y hasta la próxima.

NOTA:


domingo, 30 de noviembre de 2014

La Petra Superpetra

MARCA: La Petra
MODELO: La Petra Superpetra
ESTILO: Double IPA (8'6% ABV)
PAÍS DE ORIGEN: España

CARACTERÍSTICAS: Cuando apareció la marca de cerveza La Petra corrí a reseñar su primera referencia, Volumen 1, pero en cuanto me enteré de que elaboraban en fábricas ajenas debo de reconocer que les dejé un poco olvidados. Evidentemente ellos siguieron trabajando duro, y con la reputación que estaban ganando sus cervezas era sólo cuestión de tiempo que pudiesen inaugurar sus propias instalaciones, cosa que sucedió durante el verano del 2014. Fue entonces cuando decidí revisitar sus cervezas, animado por las buenas palabras acerca del trabajo que llevan a cabo estos navarros que me habían llegado desde diversos ámbitos.

La entrada de hoy la dedico a una de sus cervezas más valoradas: Superpetra, la reedición de la primera IPA doble que lanzaron bajo el nombre de Agradecidos. Es de color pardo anaranjado, con escasas burbujas en el líquido que ascienden hasta una consistente capa de espuma ligeramente teñida de amarillo. Su potente aroma es especialmente agradable; intensas frutas tropicales ácidas como mango y piña, acompañadas de melocotón, albaricoque y mandarina en un segundo plano, se combinan con una contundente base de malta dulce, con un buen refuerzo de toffee y un toque de nuez. La guinda la pone un deje floral y cítrico, que acaba de completar un conjunto que apunta altísimo.

La entrada en boca es agresiva, con un amargor y una acidez marcadas en las que se extienden intensas notas de pomelo, limón y recuerdos medicinales, dejando claro que a la hora de hacer IPAs en Sesma no se andan con tonterías. De fondo se mantiene, como debe de ser, un andamio de malta dulce, algo de caramelo y fruta madura, con dejes tropicales, que sirve de soporte para el torrente de lúpulo que dirige el trago. Hacia el final el amargor se refuerza, gana acidez y se seca, y a la vez se suman flores, especia picante y un cálido punto de alcohol, para terminar en un regusto áspero con un repunte de fruta tropical. Es en mi opinión una elaboración fantástica, con grandes cantidades de lúpulo pero muy bien manejadas y respaldadas por una base de malta más que suficiente, evitando caer en la monotonía de la que pecan algunos ejemplos de este estilo. Si además tenemos en cuenta que cuesta 2 euros la botella, precio por el que no había visto hasta ahora ninguna IPA doble, se convierte en una de las opciones más recomendables cuando se tiene ganas de abrasarse las papilas. Da la impresión de que Sesma Brewing van a dar mucho de qué hablar en los años que vienen.

NOTA: