MODELO: VanderGhinste Cuvée des Jacobins Rouge
ESTILO: Lambic madurada en barrica (5'5% ABV)
PAÍS DE ORIGEN: Bélgica
CARACTERÍSTICAS: Esta referencia de la cervecera VanderGhinste recibe su nombre de la calle de París en la que Omer Vanderghinste, único miembro de la segunda generación de la familia desde que fundaron la empresa, se refugió durante la Primera Guerra Mundial, la Rue des Jacobins. Me llegó por cortesía del cófrade Iñaki, quien a sabiendas de mi amor por las ácidas belgas me regaló una botella en una reunión poco antes del confinamiento. Él no la había probado todavía y yo no conocía las características de la cerveza más allá de que había recibido algún premio en el World Beer Awards, así que estabamos ambos convencidos de que se tratada de una Flanders Red Ale, tal y como sugiere su imagen. Pronto comprobaría que esta no era la realidad.
A pesar de su nombre el color es más bien marrón roble, aunque al trasluz sí que salen reflejos rojizos, además de demostrarse su gran turbidez. Genera escasa espuma beige, y en pocos minutos se reduce hasta casi desaparecer. El aroma es muy interesante y bastante complejo. El núcleo fundamental es de malta tostada, intenso caramelo, cacao y un punto de azúcar moreno, rodeado de guindas y mermelada de frambuesa en abundancia. No obstante se nota la presencia de las levaduras salvajes, con un claro golpe de cáscara de cítricos, y el reconfortante toque avinado y balsámico de la barrica. Es algo más golosa de lo que me esperaba para el estilo pero en ese momento no me quejé, ni mucho menos.
Al probarla sin embargo tuve que revisar las características de lo que estaba bebiendo, porque si bien me esperaba algo parecido a una Rodenbach, con su delicadeza y equilibrio, me encontré con una acidez extrema propia de las Lambic. En efecto resultó que se trataba de una Lambic pura añejada en barrica durante 18 meses, lo cual explica perfectamente mis hallazgos. Desde el principio se presenta seca, con algo de pan integral, intensísimas notas de cereza silvestre y manzana verde, también grosellas, cáscara de limón y pomelo. Aparecen notas de vinagre, que se acentúan en el paso por boca, tanino potente y afilado de la barrica, y toneladas de levadura salvaje. Final áspero, muy ácido, cargado de levadura, intensos recuerdos minerales, algo de barrica, grosellas y notas herbales, quedando un regusto eterno rebosante de frutos rojos, balsámicos y madera. Buenísima y extremadamente compleja, aunque es mejor ir sobreaviso porque es una cerveza difícil, más aún si se toma sin pretenderlo.
NOTA:
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