La abrí este fin de semana aprovechando los últimos coletazos del verano. Se trata de una cerveza de un color amarillo apagado, algo dorado, y cristalina como el agua. No forma mucha espuma aunque es cierto que la superficie queda bien protegida por una membrana. Su aroma es dulce, acaramelado, con malta, masa de pan, algo de galleta y frutas maduras que pueden recordar a manzana asada o plátano. El lúpulo apenas juega ningún papel en el conjunto, aunque su ausencia favorece que destaque un perfume que puede recordar al cereal mojado. A pesar de que este es leve y no molesta, pone en evidencia que estamos ante una cerveza bastante sencilla en la que podemos encontrar incluso algún defecto.
Así es, e incluso para el nivel esperable es una cerveza muy justa. Desde el principio es evidente la falta de cuerpo, y tampoco tiene carbonatación para disimular esta carencia. La entrada es dulce, con malta limpia, pan blanco, masa y algo de fruta, sobretodo manzana golden y membrillo. Esto dura apenas medio segundo, lo que tarda el amargor en cortar el curso y comenzar un final mineral e incluso algo vegetal que arrastra todo el sabor, quedando la boca vacía. Excesivamente simple y con muy breve persistencia del sabor en boca, incluso sólo para refrescarse creo que hay opciones mejores.
No hay comentarios:
Publicar un comentario