MODELO: Timisoreana
ESTILO: Pale Lager (5% ABV)
PAÍS DE ORIGEN: Rumanía
CARACTERÍSTICAS: Última de las aburridas catas que me quedaban de las cervezas rumanas, en este caso otra marca propia de Cluj, que fue comprada por Ursus S.A. cuando esta empresa ya estaba en manos de SABMiller, en el año 2001. La verdad es que es una vergüenza la actuación de las macro en cuanto a su estrategia de apoderarse con todas las pequeñas cerveceras del país para después sacar a la venta cervezas de un nivel más que discutible, prácticamente iguales entre ellas pero bajo diferentes nombres, y suplir la carencia de calidad de las mismas con marketing, pero poco se puede hacer aparte de no consumirlas (lo cual ya es, de por sí, muy difícil)
Mientras que el aspecto de la botella me encantó, el de la cerveza al servirla no era tan prometedor, recordaba a la que se vende en botellas de plástico de 2'5 litros, de color dorado, cristalina, pero con una carbonatación bajo mínimos, lo que impedía que se mantuviese un mínimo de espuma. El aroma sigue en el mismo nivel, casi inexistente, con notas de malta y pan suavísimas, para después aparecer notas cítricas y lúpuladas a duras penas perceptibles.
Por suerte, del sabor ya se puede sacar un poco más, es algo hueco pero al menos es intenso, con mucha malta dulce que hace de base, nuevamente notas de pan, y cierta acidez cítrica que se acentúa progresivamente, hasta llegar a un final largo y dulce, con un mínimo recuerdo picante y un suave amargor en última instancia que evidencia la presencia del lúpulo. Refrescante, decididamente no gran cosa pero tampoco horrible, de hecho estoy convencido que esta cerveza, y probablemente también las otras que he comentado de este país, pueden resultarme más o menos aceptables según el día.
Mientras que el aspecto de la botella me encantó, el de la cerveza al servirla no era tan prometedor, recordaba a la que se vende en botellas de plástico de 2'5 litros, de color dorado, cristalina, pero con una carbonatación bajo mínimos, lo que impedía que se mantuviese un mínimo de espuma. El aroma sigue en el mismo nivel, casi inexistente, con notas de malta y pan suavísimas, para después aparecer notas cítricas y lúpuladas a duras penas perceptibles.
Por suerte, del sabor ya se puede sacar un poco más, es algo hueco pero al menos es intenso, con mucha malta dulce que hace de base, nuevamente notas de pan, y cierta acidez cítrica que se acentúa progresivamente, hasta llegar a un final largo y dulce, con un mínimo recuerdo picante y un suave amargor en última instancia que evidencia la presencia del lúpulo. Refrescante, decididamente no gran cosa pero tampoco horrible, de hecho estoy convencido que esta cerveza, y probablemente también las otras que he comentado de este país, pueden resultarme más o menos aceptables según el día.
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