Hace aproximadamente un mes comenté una estupenda cata de cervezas gratuita que se llevó a cabo en la que es ahora mismo la tienda dedicada a esta bebida que más frecuento, y no habían pasado ni tres semanas cuando Ignacio ya me estaba comentando la posibilidad de que organizase otra más, en esta ocasión de cervezas belgas. Pocos días después me confirmó dicho evento, y de paso me invitó a asistir, cosa que por supuesto acepté (y agradecí) de muy buena gana.
Por pura curiosidad se me ocurrió preguntar si sería nuevamente Ramón de Cervezalandia quien dirigiría la cata, y me llevé una buena sorpresa al enterarme de que el encargado de esta labor sería Sergio Ruiz, casualmente la misma persona que organizaba las catas en el Juan Sebastian Bar, que fue donde le conocí hace un par de años, y que ese día tuvo el bonito detalle de regalarme una Stouterik, cerveza de la que nunca antes había oído hablar y que me maravilló por completo.
La actividad estaba prevista para este Jueves, así que ese día al final de la tarde me pasé por Líquidos, como la vez anterior tras una larga sesión de clases, y cuando llegué Ignacio ya tenía todo prácticamente preparado. Fueron llegando los demás participantes, con los que estuve charlando un rato, y Sergio, que me comentó entre otras cosas su intención de poner en funcionamiento proximamente una web para distribución de cerveza y un blog, proyectos para los que le deseo mucha suerte.
El día era frío y un tanto pesado, lo que me puso en perfecta predisposición para disfrutar de cervezas belgas, y al ver las dos botellas que estaban en la mesa preparadas para ser abiertas empecé a salivar. La encargada de dar comienzo a la cata fue la biológica Saison Dupont, una cerveza deliciosa, con tanta presencia del lúpulo que parecía elaborada por Pau. Continuamos después con una algo parecida, también bastante lúpulada, que fue La Rulles Estivale, para terminar la racha de rubias belgas con la excelente Arabier de la cada vez más famosa cervecera De Dolle. Supuso un cambio bastante brusco el paso a la Stout belga que disfruté hace un par de años gracias a Sergio, Stouterik, y que en esta ocasión me pareció igual de fantástica que entonces, para terminar con una de las cervezas más alcohólicas de la Brasserie Dupont, Moinette Brune, que pese a gustarme también mucho casi fue la que menos me entusiasmó.
La organización fue tan buena como la vez anterior, con Ignacio siempre atento para que no hubiese ratos muertos entre cerveza y cerveza, controlando hasta los más mínimos detalles, y la selección y el orden de las botellas a degustar no pudo ser más acertada. Por su parte, la cata en sí también estuvo muy bien dirigida, con Sergio bastante metido en los aspectos más técnicos de cada cerveza pero sin que se hiciese pesado en ningún momento, y además fomentando en todo momento la participación de todos los asistentes, añadiendo las apreciaciones que le parecía más oportuno en cada momento y resolviendo toda duda que se plantease. Aparte, dentro del grupo había un ambiente muy agradable y distendido, se creó bastante confianza desde el primer minuto y la conversación fluyó en todo momento, lo que casi asegura el éxito de este tipo de eventos.
Tras las dos horas que duró la cata, que se pasaron sin que casi no me diese ni cuenta, volví a mi casa con plena satisfacción, habiendo pasado un rato muy divertido y degustado unas cervezas de un nivel altísimo. Una vez más agradezco a Ignacio la invitación y el cuidado con el que organizó todo, a Sergio la magistral impartida, y en general a todos los asistentes el buen ambiente creado. Un placer, caballeros, y salud.
Por pura curiosidad se me ocurrió preguntar si sería nuevamente Ramón de Cervezalandia quien dirigiría la cata, y me llevé una buena sorpresa al enterarme de que el encargado de esta labor sería Sergio Ruiz, casualmente la misma persona que organizaba las catas en el Juan Sebastian Bar, que fue donde le conocí hace un par de años, y que ese día tuvo el bonito detalle de regalarme una Stouterik, cerveza de la que nunca antes había oído hablar y que me maravilló por completo.
La actividad estaba prevista para este Jueves, así que ese día al final de la tarde me pasé por Líquidos, como la vez anterior tras una larga sesión de clases, y cuando llegué Ignacio ya tenía todo prácticamente preparado. Fueron llegando los demás participantes, con los que estuve charlando un rato, y Sergio, que me comentó entre otras cosas su intención de poner en funcionamiento proximamente una web para distribución de cerveza y un blog, proyectos para los que le deseo mucha suerte.
El día era frío y un tanto pesado, lo que me puso en perfecta predisposición para disfrutar de cervezas belgas, y al ver las dos botellas que estaban en la mesa preparadas para ser abiertas empecé a salivar. La encargada de dar comienzo a la cata fue la biológica Saison Dupont, una cerveza deliciosa, con tanta presencia del lúpulo que parecía elaborada por Pau. Continuamos después con una algo parecida, también bastante lúpulada, que fue La Rulles Estivale, para terminar la racha de rubias belgas con la excelente Arabier de la cada vez más famosa cervecera De Dolle. Supuso un cambio bastante brusco el paso a la Stout belga que disfruté hace un par de años gracias a Sergio, Stouterik, y que en esta ocasión me pareció igual de fantástica que entonces, para terminar con una de las cervezas más alcohólicas de la Brasserie Dupont, Moinette Brune, que pese a gustarme también mucho casi fue la que menos me entusiasmó.
La organización fue tan buena como la vez anterior, con Ignacio siempre atento para que no hubiese ratos muertos entre cerveza y cerveza, controlando hasta los más mínimos detalles, y la selección y el orden de las botellas a degustar no pudo ser más acertada. Por su parte, la cata en sí también estuvo muy bien dirigida, con Sergio bastante metido en los aspectos más técnicos de cada cerveza pero sin que se hiciese pesado en ningún momento, y además fomentando en todo momento la participación de todos los asistentes, añadiendo las apreciaciones que le parecía más oportuno en cada momento y resolviendo toda duda que se plantease. Aparte, dentro del grupo había un ambiente muy agradable y distendido, se creó bastante confianza desde el primer minuto y la conversación fluyó en todo momento, lo que casi asegura el éxito de este tipo de eventos.
Tras las dos horas que duró la cata, que se pasaron sin que casi no me diese ni cuenta, volví a mi casa con plena satisfacción, habiendo pasado un rato muy divertido y degustado unas cervezas de un nivel altísimo. Una vez más agradezco a Ignacio la invitación y el cuidado con el que organizó todo, a Sergio la magistral impartida, y en general a todos los asistentes el buen ambiente creado. Un placer, caballeros, y salud.
2 comentarios:
Uhm, y no he subido la foto en la que me están sirviendo la Moinette no porque fuese solo una estratagema para que me llenasen más la copa, sino porque salgo con la boca abierta y los ojos muy abiertos mirando la copa, y parezco una especie de depredador cervecil. Que seguro que ya hay alguien pensando mal >:(
Jejejeje! Por lo que dices de mí, al final alguno pensará que incluso me hago infusiones de lúpulo... (aunque ya te anticipo que muy alejado no va...).
Una cata, un evento, un festín... pero sobretodo un buen rato entre gente con ganas de pasarlo bien y compartir experiencia. Sana envidia que me dais. Ir preparando sitio para alguna cata porque antes de lo que os penseis ya estamos una que me se y yo por ahí arriba, jejeje!
Saludos y a seguir disfrutando!
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