MODELO: Oripell
ESTILO: Blonde de cebada, trigo y avena con cilantro y anís (7% ABV)
PAÍS DE ORIGEN: España
CARACTERÍSTICAS: Tras varios años elaborando cerveza en casa, un grupo de amigos de Elche decidió entrar en terreno profesional y, tras ponerse en contacto con un productor para elaborarla, concretamente Manu de Cervezas 69, en el año 2013 la marca Oripell vio la luz. Remarcando las raíces de sus responsables, su nombre hace referencia al papel dorado que cae del cielo durante la representación del Misteri d'Elx, motivo que también exhibe su etiqueta. Yo no conocía la marca hasta que hace alrededor de un mes y medio Carlos Barrera, uno de los artífices de este proyecto, se puso en contacto con nosotros, ofreciendo enviarnos una muestra de sus cervezas para que diésemos nuestra opinión. Una vez más quiero agradecerle que contase con nosotros para valorarla.
Oripell se trata de una cerveza rubia de inspiración belga en cuya elaboración se emplean cilantro y anís, ingredientes de difícil manejo, sobretodo el último, que hacen de esta cerveza una apuesta arriesgada, como le comenté a su creador. Es de color naranja, con periferia dorada y destellos pajizos, y forma al servirla una escasa espuma blanca, que en pocos minutos se reduce a un círculo adherido al vidrio. Su aroma es complejo, y a la vez fresco y agradable. En éste, lo que más llama la atención es el perfume del cilantro, envuelto en potente malta, cereales y el carácter cítrico del trigo; de fondo se nota algún deje anisado, aunque con esfuerzo, y más difuso lúpulo floral alemán. De base queda el dulzor de la malta, mínimo caramelo y un toque lácteo de la avena. Me sorprendió muy gratamente esta entrada, recuerda a una Wit algo más pesada, quizá en el estilo de Hoegaarden Grand Cru.
En boca comienza fresca y ligera, con intensos recuerdos de cereal limpio, destacando las notas cítricas del trigo, suave malta dulce y caramelo, y un toque de cilantro. En seguida cambia por completo el panorama, el cuerpo gana volumen y un leve deje anisado escondido en el inicio pasa a primer plano, arrastrando consigo caramelo, manzana madura, ciruela blanca y tenue canela, que amortiguan en parte su prominente sabor, aunque se acaba haciendo algo pesado. En el final tanto anís como cilantro son muy evidentes, y en un amargor seco se combinan con naranja dulce, especia picante, claras notas florales y un leve deje medicinal, envueltos en una calidez alcohólica razonablemente bien controlada. Lo cierto es que la cerveza está bien, pero posiblemente por culpa del anís al final se puede acabar haciendo algo pesada, más aún si no se es demasiado amante de este ingrediente. Mi opinión es que quizá el empleo de maltas más oscuras podría ensamblar mejor todos los sabores y hacer que resultase un poco menos estridente; de todas formas, es una cerveza de una calidad más que suficiente y una originalidad indiscutible.
NOTA:
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