MARCA: Moosehead
MODELO: Moosehead Boundary Ale
ESTILO: Amber Ale (5'3% ABV)
PAÍS DE ORIGEN: Canadá
CARACTERÍSTICAS: "The Army and Navy Brewery", "S. Oland, Sons & Co" y "Maritime Brewind & Malting Co." son algunos de los nombres que ha tenido a lo largo de su historia, desde su creación en 1865, la cervecera de capital independiente más antigua de Canadá, aunque en el momento actual la conocemos por el último nombre que se le dio en 1947: "Moosehead Breweries". Este último cambio se hizo tras la creación de la cerveza que lanzó a fama a la fábrica, Moosehead Pale Ale, a la que posteriormente se han ido sumando más de 10 referencias adicionales, además de algunas cervezas elaboradas para otras marcas. La que voy a comentar hoy, Boundary Ale, es una elaboración peculiar puesto que, además de usar 7 maltas distintas, combina lúpulos europeos y americanos, lo que puede resultar bastante llamativo.
No es un secreto que yo no soy demasiado amigo de las latas, de hecho la última cerveza en este formato que comentamos en Hipos fue en el 2011, pero al verlas a 1'30 euros en una tienda de Zaragoza me pareció un buen momento para romper la tradición. Al servirla el aspecto es sublime, un color pardo rojizo con reflejos naranjas cubierto por una cantidad moderada de espuma blanca marfil. Pensando en una cerveza británica esperaba una carbonatación apagada, pero la verdad es que tiene una burbuja muy viva. Su perfume es dulce pero animado, con una parte de malta y toffee en su justa medida, almíbar y caramelo más de fondo pero sin resultar pesada, pan integral, y todo ello sobrepasado por toneladas de fruta madura, principalmente melocotón y mango aunque con algún toque de naranja. Lúpulo hay tanto europeo como americano, pero el afilado aroma de pino y hierba fresca del último destaca, quizá aderezado con algo de canela y un levísimo soplo de picante.
Las medias tintas y la ambigüedad nunca son buenas, y en la cerveza me temo que sucede lo mismo. El sabor es más sobrio, tiende más a lo británico, pero tampoco acaba de convencer porque no define bien, queda a mitad de camino. De cuerpo medio, da la entrada malta tostada, de dulzor moderado, junto con pan integral, frutos secos y leve caramelo. La fruta madura está mucho más apagada, y no tiene ese carácter tropical tan potente sino que predominan albaricoque y naranja. Final bastante cítrico y también algo herbal, de amargor marcado, que parece dirigido por los lúpulos británicos, quedando algo de especia y tostados en la garganta, y un agradable regusto mineral. Cuando lleva un rato en el vaso el dulce gana un poco de fuerza, aunque tampoco supone un gran cambio. La cerveza está bien hecha: es agradable, el medio litro se bebe con facilidad, y su originalidad es innegable; sin embargo, al no seguir un patrón ni europeo ni americano me da la impresión de que no es capaz de redondear el producto. Pero vamos, repetiría con gusto.
NOTA: